La flora y la fauna autóctonas están muy contentas de poder ampliar su prole en la capital.
Estas nuevas zonas verdes se localizarán alrededor de la M-40. Esto disminuirá el impacto acústico y visual de la autovía y serán perfectas sendas para pasear. También se conseguirá frenar los efectos de la erosión, conservar la fertilidad de los suelos y mejorar el aire madrileño.
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